La orden debe ser clara y concreta: es decir sin ambigüedades.
Una orden debe ser: "es hora de ir a dormir", y no: "me parece que ya deberías ir a dormir porque se está haciendo tarde".
Una orden debe ser: "es hora de ir a dormir", y no: "me parece que ya deberías ir a dormir porque se está haciendo tarde".
También debemos poner órdenes de las que luego no nos arrepentiremos, porque no sirve dar una orden y luego contradecirla, o que uno de los dos padres lo contradiga.
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